h1

La Energía, la Bola y la Adrenalina

9 enero, 2015

Todos tenemos una dosis de Energía para nuestra vida diaria, análoga -si no equivalente- a la que nos fue dada al momento de nacer y que nos es repuesta o suministrada de nuevo cada día. Está ahí, dispuesta para tu uso. Es para que te sirvas de ella, y así poder continuar adelante con la tarea que te fue dada a hacer en los días que Diosito te dio para vivir.

Tienes derecho a usar esa Energía, tienes todo el derecho del mundo de valerte de los recursos a tu disposición, que también son don de Dios, para garantizar tu bienestar y tu mejor condición para realizar tu tarea diaria, así como también para transportarte, educarte, viajar, y todo lo que te haga crecer como ser humano.

Hay de todo para todos en el mundo. Claro está, como decía Gandhi, «nunca habrá suficiente para los codiciosos». Pero tus necesidades básicas y aún las superiores están cubiertas. Mira tu tiempo como si fueran sólo 24 horas, pues de eso están hechos no sólo los días, sino también las semanas, los meses, los años… 24 horas, eso es todo. Hoy todas tus necesidades están cubiertas. Mañana será otro «hoy», y dirás lo mismo.

Entonces, Siempre estás bien provisto. Agradece a Dios, al Absoluto, a la Inteligencia Infinita por esto, siempre agradece a la Vida por lo que venga de bueno a tus manos, y no te volverá a faltar. Esa Energía que te anima es el combustible que te permite realizar la tarea que te ha sido encomendada, sea cual fuere, para que la lleves adelante con amor, creatividad y de manera constructiva, en síntesis: con todas las ganas.

SÍ PERO ¿ADÓNDE VA LA BOLA?

Hasta aquí, todo está muy en orden. Claro como el cristal. Contemplas tus posesiones, tu casa, tu trabajo, tu tiempo, tu plato de comida sobre la mesa, tu buena compañía, tanto si es familia como amigos, tus seres queridos, y todo está bien en tu mundo.

Lo que no puedes perder de vista es que no todos piensan como tú. Hay una costumbre demasiado arraigada en el mundo acerca de la falta, la escasez, la carestía, el «no hay». Todos estos malos hábitos de pensamiento están a tu alrededor, y no está de más que también tengas presente que eso es falso como un billete de 3 pesos. Eso no es cierto, desde luego, pero al ser una tan amplia mayoría de gente convencida de que «no hay», eso podría eventualmente ganarte. Dentro de ti, tú sabes que sí hay, pero exteriormente comienzas a prestar oídos a la carencia de recursos, la falta de oportunidad, mentira flagrante, ya que todos, absolutamente todos tienen la llave, por lo menos una vez en la vida, aunque habitualmente sucede más de una vez.

La conciencia de escasez predominante no le pertenece al Ser, sino al ego, y el ego vive en el consumismo, no en la productividad. Cuando digo el ego, no me refiero exclusivamente al tuyo, ni al de nadie en particular. A la hora de la hora, todo saqueo o estafa parte del ego de cualquier persona. Aún esa persona a la que quieres mucho, y de cuyas necesidades no puedes sustraerte.

Bueno sería aquí recalcar que es preciso discriminar cuando un pedido viene del ego o de un Ser que está en lucha. Si es lo último, supongamos que tu amiga pasa por un momento difícil y necesita una palabra de aliento, tal vez un consejo o una ayuda de cualquier naturaleza, desde luego, no vas a ir a salvar a las ballenas dejando a tu amiga tirada en la calle, por supuesto que no, eso sería una incoherencia. La caridad bien entendida empieza por casa. Así que tú haces lo que puedes (sólo lo que puedes y quieres) por esa amiga o esa persona en necesidad, y luego ambos siguen sus respectivos caminos en paz. EN PAZ: significa sin cobrar facturas ni atar al otro con el arrogante y vil «yo te ayudé». Una vez cubierta la necesidad, cada cual sigue su propio camino. Diferente de cuando se trata de un ser dependiente, para quien todo resulta poco y nunca nada es suficiente.

Digamos que tu compañero te propone una idea «sensacional», un cambio radical de vida que mejorará a ambos (?), principalmente a él, quien te lo propone. Y como tú lo quieres mucho, lo ves entusiasmado, y aceptas. Pero algo dentro de ti no termina de calzar en su sitio. Y empiezas a caminar con una pequeñísima piedrita en el zapato. No puedes negarte porque partes de la base de que tu compañero te quiere tanto como tú a él. Aquí se hace imperativo observar muy cuidadosamente las motivaciones ocultas que pudieran subyacer, y no tanto las palabras tan bien armadas para la propuesta. A modo de ejemplo, supongamos que se trata de una mudanza. Nada había en ti que sugiriera tal necesidad. Pero de la noche a la mañana te ves alterando tus horarios, tu tiempo, tu dinero, tus conveniencias, modificando por completo tus ritmos y rutinas para acomodarlos a las necesidades de tu compañero, a quien quieres tanto, a costa de tu desgaste.

Tómate un segundo para observar hacia dónde va la «bola». La «bola», o más precisamente el «pelotazo» – nada menos que la acción de prestar tu atención-, va por lógica adonde la vibración es mayor. La ley se cumple: «Lo superior domina sobre lo inferior». Esto no significa que el desvío que te está proponiendo el pequeño ego de tu compañero sea «superior» a tu voluntad, no, para nada. Pero sí es claramente lo que está vibrando a una frecuencia mayor que tu propia determinación. De esto está hecho todo el marketing del mundo, hablo del mundo social, político, económico. Habrás visto, como hemos visto casi todos, ideas bastante pobres, incluso pésimas ideas, volverse virales, cuando en realidad tienen poca o ninguna relevancia en nuestras vidas. Descontando el tiempo invertido (que no es poca cosa) en enterarte de qué se trata la tal «genialidad», que se parece mucho a «¡vacaciones!», la forma en que está expuesta la semejante «innovación» puede ser realmente muy entretenida. Allí es donde tú has mandado la sagrada «bola». Una dosis de Energía desperdiciada que no va a volver a ti, y que tendrás que recuperar con algo de tiempo, descanso y reflexión.

Antiguamente, las revoluciones mundiales fueron revoluciones armadas. No es que ahora no haya armas, claro que no han pasado de moda y siguen existiendo y estando muy a la vista. Pero más adelante en el tiempo, hubo una revolución de ideas, la cual todavía está vigente para muchos, aunque no sean la mayoría aún. Actualmente, la verdadera revolución es una revolución de conciencia. Eres tú con tu conciencia quien se debate entre dejarse conquistar o salirse del juego. Esta guerra es interna, se libra dentro de tu ser más íntimo, en tu fuero interno (ahí donde nadie más que tú puede entrar). Por eso se torna vital que destines un tiempo de calidad contigo mismo para elaborar tu «estrategia» de guerra. Sé un poco más celoso de la «Bola» (sí, con Mayúscula inicial), y mira bien adónde, a quién o a qué se la estás dando. Si eres una de esas personas agradecidas en lo mucho o en lo poco, no faltarán quienes te miren con rabia, e incluso intenten pasar su mano por tu trasero para que algo de «eso que tú tienes» se les pase para ellos, como por arte de magia, ya que están tan convencidos de que «no hay» y por ende creen que hay que sacársela a quien la tenga. Por lo tanto, creo estar en condiciones de decir que la BOLA es la clave. Es EL objeto deseado, tu atención = tu energía. Te la van a querer sacar como sea. Pero tú tendrás la última palabra.

¿CÓMO OPERA?

Y aquí es donde entra la Adrenalina. Una simple hormona, quién lo diría… Hay miles de maneras de invadir, conquistar, depredar, pero si te fijas cuidadosamente, todo empieza con un estímulo. Realmente, no importa mucho cuál sea, pero sí tiene que ser contundente, llamativo, incluso hasta puede hacerte reír, o llorar, no importa… Todo se trata de obtener de ti una reacción emocional, sin importar cuál sea, pero eso sí, tiene que ser fuerte. Tengo que volver a hacer hincapié en que no es culpa de una o dos personas, sino de todo un sistema de control detrás de ello, todo un sistema energético basado en la dilapidación de recursos, la carencia y luego… el robo. A continuación, expongo dos ejemplos, muy distintos uno de otro, al menos en apariencia.

Ejemplo #1

En un día cualquiera de tu vida, tras una jornada de productiva actividad, te tomas unos minutos libres para saber qué hay de nuevo en el mundo. Ves de todo un poco, pero cada dos por tres te asalta un anuncio ofreciéndote una dieta revolucionaria para bajar de peso y quitarte 10 años de encima. Al principio no le das importancia, te la salteas varias veces. Pero luego se hace tan insidioso, que escuchas lo que estos comerciantes tienen para ofrecer(te). Es tan simple, tan económico…, y todo lo que tienes que hacer es un pequeño gasto, no muy significativo, de dinero, más darle toda la publicidad (con miles de alabanzas, pero fácil, de boca a oído) que esté a tu alcance para que se difunda. Onda que no te están pidiendo «casi nada». Es tan simple, tan tonto, que hasta te hace reír. Te ríes con ganas. Y sigues escuchando. En cuestión de minutos, resulta que… tu cuerpo está mal, tus proporciones son un desastre, la ropa que usas ya no sirve ni para trapo de piso, tu casa es una tapera, tu auto una porquería, y poco menos que vives de manera infrahumana. Luego, tal vez compres el tal producto, o tal vez no, y en su lugar comiences a hacer gastos de toda clase, de todo tipo y color, porque de pronto, todo aquello que hacía de tu vida un paraíso se ha transformado en una pura bazofia. Tu trabajo apesta, tu estado emocional comienza a emanar sentimientos de los más bajos, y ni hablar que tu gratitud se ha ido por la cloaca.

Ejemplo #2

Tu compañero o ser querido atraviesa un momento crítico. Quisieras que él estuviera tan feliz como tú. Pero no es así. Y ya llega un punto en que te parte el alma. Tú le preguntas qué le ocurre, y él te responde que quiere mudarse a otro país, porque en tu país las condiciones son desastrosas, en cambio en ese otro país todo es bello, perfecto, nunca hay problemas laborales, de salud, las oportunidades abundan, etc. Hasta el momento, tú no tenías queja personal, si bien tal vez fueras conciente del esfuerzo que todavía es preciso hacer para que tu país sea un mejor lugar. Escuchas a tu ser querido, tu compañero de siempre, a quien quieres tanto, hablar de manera tan sincera, que no puedes sustraerte. Hasta su análisis racional te resulta impecable, su afán de aventura es realmente contagioso, y… su mirada… es tan encantadora, que en ese momento no puedes menos que decirle que sí, que tiene toda la razón y que aceptas. Por supuesto, tú sólo quieres que todo esté en armonía, no sólo tú, él también, y que ambos recuperen la alegría de vivir que alguna vez los unió. Cuando quieres acordar, estás en una tremenda movida de ventas, rescisiones de contratos, llamadas telefónicas urgentes, sin tiempo libre ni para ir al baño. Mal puedes tener tiempo para hacer tu propio análisis, menos aún para una reflexión seria de tu parte. Sólo quieres que todo concluya de una vez, y estar ya en esa otra «gran vida» que tu compañero te propuso el día aquel que se encontraba con todos los biorritmos bajos. Por un tiempo, quizás meses, tu tarea para la que tanto estudiaste o te preparaste se verá interrumpida. Luego, una cosa lleva a la otra, y en un tris resulta que tu vida anterior apestaba, no era para nada buena, así que… a poner toda nuestra expectativa ahora en el éxito del emprendimiento de tu ser querido. Cierra ciclo y vuelta a empezar.

Tanto en el ejemplo #1 como en el ejemplo #2, el chiste está en crear artificialmente una reacción que pase por ser voluntaria de tu parte, para separarte de ti, sacarte de tu centro, hacerte dudar de ti mismo, interrumpirte, drenar de ti la energía que estaba destinada a completar la labor que tenías entre manos – cuanto más interesante fuese, mejor- demorándote al punto que claudiques y no hagas, no expreses, no digas, no pienses, no respires, o más simple: no seas.

Lamentablemente, son muchas las generaciones que han sido educadas bajo un esquema social hecho para darle la razón a los demás, y para creer que es uno el que debe estar equivocado. Pero… un momento, ¿por qué la adrenalina es clave? «Qué tiene que ver la adrenalina», tú te podrás preguntar.

CON USTEDES… LA ADRENALINA

La adrenalina es una hormona que se libera en cuanto hay una situación imprevista, no tiene por qué ser de alarma, si bien muchas veces lo es, pero digamos que tu percepción de la realidad se pone de patas para arriba. Es básicamente una sustancia que, actuando como neurotransmisor, le avisa al cuerpo físico de que algo diferente está ocurriendo en su entorno y que, por tanto, se está saliendo fuera de la actividad normal de la vida diaria. Esta hormona tiene una influencia directa sobre la musculatura lisa de venas, arterias, sistema digestivo, y toda actividad relacionada con el sistema nervioso autónomo (S. N. Simpático), elevando en consecuencia el nivel de metabolismo general. A nivel emocional opera como un estímulo, te sugiere que algo inusual se ha presentado y que tienes que estar alerta. La adrenalina puede ser tu amiga o tu enemiga. Si estás cruzando la calle y viene un camión a toda velocidad, la adrenalina te hace acelerar el paso y así salvar tu vida. Tras haber cruzado la calle, la reacción más habitual es quedar «clarito», despierto como no habías estado previo a eso. Mejor que si hubieras bebido un café muy cargado. Si estás sentado frente a un psicópata que te está insultando, tú sabes que todo lo que está diciendo es mentira, él no sabe nada de ti, lo está inventando todo, pero te está sacando una respuesta emocional negativa, aún cuando tú no hagas ni digas nada, y ni siquiera intentes retrucarle. Luego, inexplicablemente, él se detiene, y queda callado como si nada hubiera sucedido. A continuación, lo que ocurre contigo es que inconcientemente tú quedas a la defensiva, de algún modo esperando la eventualidad de que eso se repita. Es como una especie de paranoia temporal. Tardará un poco en irse, hasta que el exceso de adrenalina se elimine de tu sistema.

CUIDADO CON EL «AGITE»

De modo que es preciso observarse a sí mismo para poder detectar cuando uno está corriendo de una cosa a la otra por pura adrenalina y no por una necesidad real. La adrenalina es adictiva, más que el azúcar. Si alguna vez vuelves a verte así, buscando el siguiente estímulo de manera indiscriminada, simplemente detente. Es sólo parar, parar todo lo que estás haciendo, parar los procesos de pensamiento que estás teniendo, ya que muy probablemente sean erróneos. Sólo detenerte y respirar, y ponerte conciente de cómo te sientes. Vuelve a tus sentidos aquí en este momento presente, en este lugar donde te encuentras. Aquí es el mejor lugar. Ahora es el mejor momento. Vuelve a tu Presente y entiende que la paz que estás buscando necesita ser permitida por ti, permitida de llegar hasta este momento tuyo. No la bloquees, ni intentes apurarte hacia otro momento, ni física ni mentalmente, ni mucho menos emocionalmente. Permite que se instale. No perseguir más a tus pensamientos ni consentir tus emociones, detén todo eso… y permite a tu corazón y mente estar calmados aquí y ahora – sí, ahora-, mientras lees esto. Respira, inhala, exhala, concéntrate en esa fuente sencillita de energía que es la respiración, detecta tus músculos tensos y relájalos en la medida que te sea posible, de a poco… y permite a tu ánimo, tu alma, descansar. Ya luego, cuando toda la vorágine haya cesado, con otra cabeza y otra calma sabrás donde estuvo el error, en qué punto te habías equivocado, en qué te habías excedido, y aprenderás de ese error. Pero no en este momento. Ahora sólo descansa de toda esa locura anterior.

Permite a todo tu ser descansar. Disfruta de la paz que viene de ir hacia ninguna parte, buscando nada en particular, sólo sintiendo cómo tú te sientes ahora, y experimentando este momento. Recuerda: no puedes apresurarte hacia la paz, si te apuras, sólo te alejas de ella.

 

——————————————Jacquie Bloggera

                                                              

 

3 comentarios

  1. So much information you have given, Jacquie, that I wish my Spanish was able to better comprehend your gift to us.


    • I’ve been thinking on making an English translation of this post, due to the readership -not all of them are Spanish speakers- who visited this entry. Okay, there are many slang terms in this writing, but this is the way how I actually talk in my daily life. Now, since you understand Spanish very well, Cheyenne, you convinced me. Just give me some time, and I’ll do my best.
      On another note, as you can see, the Like button does not mess with my head at all. In fact, I believe it has nothing to do with the real scope a post can get through time 🙂 -Still loving your Mudra-.


  2. […] Blog personal creado de manera impersonal « La Energía, la Bola y la Adrenalina […]



Deja un comentario