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EL CAMBIO CUÁNTICO

29 octubre, 2009
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El tiempo en que nos toca vivir y del cual todos somos testigos, ya sea en forma más o menos activa, está signado por uno de los más grandes retos documentados en la historia de la Humanidad. Ustedes podrán decir «¿más grande que la 2ª guerra mundial?» o «¿es acaso este tiempo más difícil que el de la Europa del siglo XV?»… Pues, la realidad es que a pesar de las grandes ventajas de la era moderna, los grados de dificultad o desafío van aumentando y pasando a niveles mayores, lo cual significa que los obstáculos corresponden a planos superiores a los planos físicos y emocionales, y se trasladan a los planos mentales y supra-mentales.
   No son pocos los que conocen que estamos ante un importantísimo Portal de Luz Líquida que en estos precisos momentos está elevando la burda materia para convertirla en algo superior. Dios está en todas partes. No son palabras retóricas, no es poesía, es la más pura y cristalina Verdad. Tomen un objeto, una piedra, cualquier objeto que tengan a mano. Ese objeto está compuesto de átomos, con núcleos, partículas subatómicas positivas y neutras, y también por electrones, partículas con pequeñísima masa y montones de energía. Cuando uno de esos chiquititos electrones hace su salto cuántico se desprende un quantum, una cantidad de energía dada para un momento dado, y en su pasaje emite un fotón de luz. Ahora piensen que ese átomo eligió formar parte de ese objeto, pero otros átomos eligieron formar parte de… ustedes mismos. Sí. Sus propios cuerpos físicos, sus maravillosos cerebros también, sus delicados corazones en cuya punta está radicado el átomo crístico, el único que no es biológico y que vibra a velocidades altísimas cuando ustedes aman, cuando se enternecen mirando los rostros de sus chiquilines, cuando perdonan y se reconcilian con alguien, o simplemente cuando de un minuto para otro se sienten felices porque… porque sí.
   Cuando uno ve el experimento de la doble ranura, y en el dibujito animado se ve a ese electrón dejar de ser partícula por un instante para pasar a convertirse en onda, uno no puede menos que preguntarse: «será que al pobre electroncito le estará doliendo esa trasmutación de sí mismo?» Posiblemente sí, y el trauma se lo lleva de todas maneras, pero lo hace igual. Algo similar está sucediendo con la raza humana. Sí, toda. Tú también, de otro modo no habrías pasado del primer párrafo. Tú sos uno de los Trabajadores de la Luz, y estás en el mundo en este tiempo y no en otro porque tenés una misión que cumplir. Si la galaxia entera está cambiando su orbita en torno del Sol Central, es impensable que un planetita de uno de los muchos sistemas, llamado Solar, o sea la Tierra, diga «ah, no… conmigo no cuenten, yo paso, vayan ustedes si quieren, pero yo me quedo». Absurdo, no es cierto? Pues la Tierra se está llenando ahora mismo de Luz Fluída, porque desde siempre estuvo llamada a ser iluminada, dulce, amorosa y hospitalaria. Aunque no lo parezca, así es. Para poder elevarse, la Tierra debe limpiarse de los antiguos males, muy especialmente de los residuos que quedaron del «desastre Atlante», esto es una generación, la cuarta que la pobó para poder hacer un excelente aprendizaje -ésta es una buena escuela-, y que llegó a crecer tanto, su evolución fue magnífica, hasta que algunos de ellos distorsionaron los usos de su flamante poder para manipular, seducir y avasallar a otros. Algunos de sus descendientes todavía están entre nosotros. Si bien representan a las fuerzas retrógradas basadas en instilar temor para manipular voluntades, no necesariamente se definen como «personas oscuras», sino promotores de situaciones oscuras. Las personas tienen vida, la vida es sagrada y mientras haya algo sagrado en un ser humano, siempre existe la posibilidad de elegir pararse en el Bien.
   Ahora, en estos mismos días, chorrerones de Luz han venido cayendo a raudales. Me refiero particularmente a las fechas más vibratorias recientes, el 9 de Setiembre, el 10 de Octubre así como próximamente será el 11 de Noviembre. Ahora me voy a referir muy particularmente a otra fecha reciente, el 18 de Setiembre. En esa fecha hubo una variación energética tan potente, que muchos no pudieron sentirlo como algo «benigno» precisamente. Algunas personas se han venido sintiendo muy confundidas, con cambios físicos y emocionales muy contundentes, también sensaciones de no estar confortable en ningún lugar ni en ninguna de nuestras actividades preferidas, y las situaciones que usualmente nos hacen sentir a salvo parecen haber dejado de funcionar. Esto es debido a un cambio energético que va más allá de lo mental y lo emocional -que no es poco- para convertirse también en tisular, me refiero a las células mismas. Tal vez, pudiera describirse con una suma de síntomas que incluso podrían variar de una persona a otra, pero que en general se describen como:
– Cambios en las preferencias alimentarias, comer muy distinto de lo habitual, en algunos casos rechazar lo que siempre nos ha gustado y preferir comidas menos tóxicas. En algunos casos no tener hambre.
– Estados de alegría y/o euforia inexplicables, estados de dicha casi irracional, y pasar de ello a momentos de rabia y frustración inexplicable, temores, sentirse feo/fea, desagrados relacionados con el menoscabo de sí mismo, sentimientos de indignidad dirigidos contra uno mismo o, en algunos casos, contra otros.
– Sensaciones mentales-emocionales de desconcierto, de no reconocer los lugares o personas «como en casa», y en cambio encontrarlo todo extraño, como si uno fuera un alienígena al que acaban de tirar desde alguna nave, y siimplemente cayó acá… en… ¿dónde estoy?…
– Despertares bruscos en los que salimos de un sueño tal vez muy lúcido, pero no podemos recordarlo porque todo sucedió tan vertiginosamente que estamos como en shock. Luego tenemos que recuperarnos de ese despertar, lo que probablemente nos tomará unos minutos adicionales.
– Pasajes de calor intenso a frío intenso, en cualquier momento. Sentirse «muy vestido», aún cuando no vistamos más que ropa liviana.
– Estar concentrado en una tarea y repentinamente sorprenderse a sí mismo pensando en 2 ó más ideas al mismo tiempo, y no saber a cuál de ellas atender primero.
– Tener la sensación de que a uno le ha crecido un tarugo en el cerebro, y que ya no es el mismo.
– Súbitos cambios de predisposición respecto de nuestros seres queridos, nuestros vínculos más cercanos. A veces notar sentimientos imposibles de trasmitir, por irreproducibles.
   En caso de que haya algún ginecólogo por la vuelta, dispuesto a diagnosticar «menopausia», creo estar en condiciones insuperables para contarle que la mía fue estupenda, y sucedió hace más de 8 años. Una pequeña precisión al respecto, ya que de ser así, ni varones ni mujeres de 25 años de edad debieran atravesar esta clase de cambios a los que me refiero. ¿Quién da más? Ah…, me olvidaba, algún psicólogo o psiquiatra. Tal vez alguno de ellos tenga bien a mano algún nombrecito nuevo para denominar a este… «mal». Recientemente se admitió que el novísimo «Mal de Diógenes» podría no ser una enfermedad, sino simplemente un estilo de vida. Sin duda que en caso de que todas estas inconfortables circunstancias tuvieran lugar en un breve período, bien podrían llevar a más de uno al médico. No pierdan la paciencia ni el tiempo inútilmente, todo esto pasará pronto.
   Desde ya, he empezado una línea muy difícil de abordar. Lo que intento decir para trasmitir la mayor tranquilidad posible a los Trabajadores de la Luz -ya sea que estén concientes de serlo como si no están enterados aún- es que los desafíos actuales que experimentamos a todo nivel, y que podrian evidenciarse en los lugares de trabajo o en el trato con otras personas, se presentan como fuertes sacudidas y es normal sentirse conmocionado por ello. A diestra y siniestra, no faltarán aquellos que persistan en arrastrarlos hacia atrás, muchos años atrás, cuando ustedes todavía eran seres temerosos y hacían todo «por las dudas» y no por la fe. Resistan esa tentación de creer que «nada ha cambiado» o incluso que «estamos peor que nunca», porque eso es mentira. La realidad es que ustedes están mutando hacia un estado de mayor luz interna ( y digo L-U-Z, de ésa que cuando se prende ilumina, no versitos de primaria), la realidad es que sus cuerpos y mentes y corazones, su alma toda entremetida entre los tejidos mismos de cuerpo están elevándose, y en la transición esto podría sentirse incómodo, pero esto también pasará. Ciertamente, algunos han sucumbido y se han ido caminando derechito hacia las aparentemente poderosas seducciones de las fuerzas retrógradas (que andan fulas), y han entregado su energía y su libertad a los ajenos, llegando a convencerse de que están otra vez en la esclavitud de la necesidad y la pobreza en todos sentidos, peor aún creyéndose no-merecedores de conservar su autonomía y balance.
   Pero si tú estás leyendo esto, estás en la vida, entonces en algo has vencido. En algún punto «no se te pudo subyugar», y ya fuera con más o menos ánimo, tú lo has superado. ¿Y cómo lo hiciste? Seguramente pensaste en lo bueno, y lo buscaste. Buscaste lo que te hace sentir bien, lo que es mejor para tí y los tuyos. Tal vez ni recuerdes que lo pensaste, pero sí te aferraste al Bien, al Amor, a la Paz. La Paz es una fuerza activa, contrariamente a lo que se piensa de ella. Es el alineamiento con la buena voluntad de Dios mismo, es Su mismísimo Poder, que actuó en lo más íntimo y recóndito de tu ser, y te susurró al oído » Mirá que sos muy amado/a de Mí, Yo Soy contigo todos los días», y su Fuerza que rompe todas las estructuras entró y te convenció de que valía la pena resistir un ratito más, y quedarte acá, donde sos tan necesario. Somos los ojos, las manos y los pies de Dios. El oye a través de nuestros oídos, y actúa por medio de inspiraciones que nos son insufladas, construye a través de nuestras manos, y a través de nuestros pies ( a veces no sabemos cómo, pero ellos siguen dando pasos) se traslada hacia el lugar adonde más se lo necesita. El Padre-Madre-Amor es tu socio. Y si bien lo Superior manda sobre lo inferior, aunque nuestros pies pisen tierra y no nubes, para El somos sus criaturas más preciadas. Cuando tú rezás, muchas veces creés que tú le estás rogando a Dios «Dios, por favor, ayudáme». ¿Te sorprendería mucho saber que a veces El te reza a tí y te está pidiendo que lo ayudes a ayudarte? Pensálo un instante. Estamos habitando Su Tierra, la que El nos contruyó. ¿Va a ser como que todo eso no tuvo sentido? Vamos…
   Me dicen que no debo dar consejos, que me abstenga en lo posible. Especialmente cuando no se me están pidiendo. De algún modo, de a ratitos me parece estar escribiendo lo que yo hubiera querido leer hace mucho tiempo atrás. Ahora, este blog ya está empezado, no hay vuelta atrás. No tengo más que decir por el momento, excepto que no importa qué tan poderosas aparezcan algunas condiciones, ni qué tan temibles se muestren las amenazas, hay una única Fuente de salud, de bienestar, de amor y de riqueza: Dios es el único poder.